ACUARIO: representa la sabiduría, que deberá ser acumulada en los cántaros de los vientos, para ser vertida en cada recóndito rincón donde sea necesaria.
ARIES: Representa el nacimiento, lo nuevo, el sol naciente, el amanecer, la ternura demandante de recién nacido.
Cronológicamente, estamos abandonando la era de Piscis para ingresar a la de Acuario. Y es así, debido a que las eras astrológicas transcurren en sentido contrario a las agujas del reloj. Éstas, tienen una duración aproximada de 2.160 años y sus transiciones persisten durante 500/600 años, por tal, las influencias de una sobre las otras son duraderas, a consideración de los tiempos humanos.
Desde una visión mitológica, de leyendas, o bien de creencias, a la era de Piscis se la denominó la del Creer, puesto a que, durante ella, se presagiaba la llegada del Mesías. Entonces, la humanidad debió tener fe en ese salvador y confiar en aquellos que predicaban el augurio de que sería, mediante la llegada de él, que nuestros pecados serían redimidos. La era de Acuario será la del saber, pues ha de ser en ella, cuando mejoren las comunicaciones a favor de un mayor conocimiento, cuando superemos el individualismo dando paso a la colaboración.
Se dice también, que será una época de aceptación, de comprensión y de camaradería. No obstante, lo más promisorio que se presagia durante ésta, la era de Acuario, es la unión de las Almas Gemelas, que estará propiciado por la fe que ya hemos adquirido, y por el conocimiento que vamos a ir alcanzando con el paso de los años. La predisposición, la confianza, el escucharnos, el percibirnos y el fluir en las relaciones, allanarán el camino hacia ese anhelado encuentro.
AcuAries, pretende ser portadora de ésta buena nueva y tiene por misión, crear espacios, sucesos, artículos, instancias culturales, capaces de fortalecer y mejorar los vínculos ya existentes, pero fundamentalmente, de promover los nuevos, con la ilusión de ser, aunque más no fuere, un pequeño nexo, mediante el cual cada uno pueda aspirar a encontrarse con su exacto complementario, en este inexorable camino, hacia la unión eterna e indivisible de las Almas Gemelas.
Ojalá quiera Dios que así sea.